Tener un cuervo como mascota es una experiencia única, desafiante y, a la vez, extremadamente gratificante. Sin embargo, quiero dejar claro desde el principio que no lo recomiendo a nadie. A continuación, compartiré mi experiencia personal con Vanta, mi cuervo, para que comprendáis la enorme responsabilidad que implica convivir con un animal tan especial.
La llegada de Vanta: cómo empieza la experiencia de tener un cuervo
Vanta llegó a casa en junio de 2020, tras meses de deliberación sobre si podíamos asumir el compromiso de cuidar a un animal tan inteligente y longevo. Los estudios indican que un cuervo en cautividad puede superar los 60 años de vida, lo que supone una dedicación a muy largo plazo. Para nosotros, esta decisión no fue tomada a la ligera. Nos aseguramos de investigar profundamente sobre sus necesidades, características y las implicaciones legales de tener un cuervo.
Finalmente, contactamos con un criador autorizado, ya que la compra-venta de estas aves está prohibida en España. En su lugar, se realiza una cesión bajo estrictos controles. Esto garantiza que los cuervos no sean explotados comercialmente ni capturados en la naturaleza, algo fundamental para proteger la biodiversidad.
Por las restricciones del confinamiento, Vanta llegó mediante un servicio especializado en transporte de animales. Aunque al principio nos preocupaba este método, fue la única opción disponible y, por suerte, llegó en perfectas condiciones. Inicialmente planeamos llamarle Kai, en honor al culturista Kai Greene, pero finalmente optamos por Vanta, abreviatura de "Vantablack", por su profundo color negro que parece absorber la luz.
Los primeros días de crianza: cuidados esenciales para un cuervo como mascota
Cuando Vanta llegó, tenía apenas 20 días de edad. A esa edad, aunque la parte más crítica de la crianza ya había pasado, aún necesitaba atención constante. No sabía comer ni beber sola, por lo que cada dos horas la alimentábamos cuidadosamente con una dieta especial. Su alimentación inicial incluía hígado de pollo fresco, huevo cocido con cáscara triturada y agua mezclada con la comida para mantenerla hidratada.
Usábamos un "biberón" improvisado (un bote con boquilla alargada) para administrarle agua, asegurándonos de que no la aspirara, ya que esto podría causarle neumonía por aspiración. Este proceso requería mucha paciencia y precisión, ya que un error podría ser fatal. También le proporcionamos un nidito acolchado para evitar deformaciones óseas, añadiendo calcio en su agua para fortalecer sus huesos. Complementábamos esto con baños diarios de sol, ya que la exposición solar es crucial para la correcta absorción del calcio.
El crecimiento de Vanta: cómo cuidar y entrenar a un cuervo joven
Conforme Vanta crecía, empezó a dar sus primeros pasos y aleteos. Era emocionante ver cómo evolucionaba día a día, aunque los primeros movimientos eran torpes y necesitaban supervisión constante. Recuerdo que sus primeros intentos de vuelo eran más bien "revoloteos" inestables, y muchas veces terminaba aterrizando en lugares inesperados. A pesar de estos comienzos, con menos de dos meses ya era capaz de realizar pequeños vuelos controlados.
Uno de los momentos más memorables fue cuando atrapó su primer objeto al vuelo. Aunque fue un pequeño trozo de comida lanzado con suavidad, fue un logro que nos llenó de orgullo. Ahora, años después, Vanta ha perfeccionado sus habilidades y es capaz de hacer piruetas mientras atrapa lo que le lanzamos.
Convivencia con otros animales: cómo integrar un cuervo en tu hogar
En nuestra casa, Vanta comparte espacio con otros "hermanos peludos": Mambi, nuestra chihuahua de carácter fuerte; Willy, el chihuahua más veterano; Tosco, el grandullón-dormilón; y Donna, la más activa de todos. Las relaciones entre ellos son variadas y a menudo curiosas. Mambi, por ejemplo, nunca ha tolerado a Vanta y suele ladrarle cada vez que la ve, mientras que Willy, aunque inicialmente se llevaba bien con ella, ha perdido algo de energía con los años y ya no juega tanto como antes. Donna, por otro lado, es su compañera de aventuras y siempre la acompaña en nuestras salidas a la naturaleza.
Estas relaciones han creado momentos entrañables y también algunos desafíos. Por ejemplo, cuando Mambi era más joven, solía engancharse a las plumas de la cola de Vanta, lo que generaba pequeños conflictos. Ahora que Vanta es adulta, este comportamiento podría resultar peligroso para Mambi, ya que Vanta tiene un pico poderoso y podría defenderse si se siente amenazada.
Aventuras inolvidables: experiencias únicas con un cuervo como mascota
Salir con Vanta es toda una aventura. Aunque es un pájaro curioso, también es muy asustadizo. Recuerdo especialmente un incidente durante uno de sus primeros vuelos en la naturaleza, cuando un coche la asustó y salió volando sin control. Aunque finalmente regresó, este evento nos enseñó la importancia de usar un arnés en ciertas situaciones.
A pesar de estos desafíos, hemos vivido momentos inolvidables con ella. Uno de los más destacados fue el día que conoció la nieve. Pasó horas persiguiendo los copos que caían del cielo, aunque evitaba pisar el suelo helado. También disfrutamos de excursiones a pozas naturales, donde Vanta y Donna juegan y se refrescan. Estas experiencias son inolvidables, pero también requieren una planificación cuidadosa para garantizar su seguridad y bienestar.
Cuidados y responsabilidades: todo lo que necesitas saber sobre un cuervo mascota
Tener un cuervo implica una dedicación mucho mayor que otras mascotas. No es suficiente con proporcionar una jaula; necesitan un espacio amplio y seguro donde puedan moverse libremente, ejercitarse y explorar. En nuestro caso, adaptamos nuestra terraza para incluir una voladera de 10 m² con techo abatible, posaderos a distintas alturas, juguetes y una piscina poco profunda.
La alimentación de Vanta también es un desafío. Su dieta incluye codornices enteras, verduras frescas, frutas, frutos secos y huevo crudo. Todo esto supone un gasto considerable, tanto en tiempo como en dinero. Además, encontrar un veterinario especializado en aves exóticas es fundamental, ya que los cuervos tienen necesidades muy diferentes a las de otras aves más comunes como los loros.
Otro aspecto importante es la limpieza. Vanta ensucia mucho, y su espacio debe limpiarse a diario para evitar problemas de higiene. Esto incluye cambiar el agua de su piscina, recoger restos de comida y limpiar las superficies donde pasa tiempo. Es un trabajo exigente, pero necesario para garantizar su bienestar.
Reflexiones finales: por qué tener un cuervo no es para todos
Con el tiempo, nuestra relación con Vanta ha evolucionado. Ahora que es adulta, su comportamiento ha cambiado, especialmente con Sandra. Vanta la ve como una competidora por mi atención, lo que ha generado momentos de tensión que intentamos manejar con paciencia y firmeza.
Aunque adoro a Vanta y no cambiaría nuestra relación por nada del mundo, quiero insistir en que no recomiendo tener un cuervo como mascota. Son animales extremadamente inteligentes que necesitan cuidados intensivos y un entorno adecuado. Si alguna vez os planteáis tener un ave, os animo a considerar la adopción de animales que por algún motivo no sean aptos para ser reintroducidos en la naturaleza.
Recordad siempre que un animal no elige estar con nosotros; somos nosotros quienes tomamos esa decisión por ellos. Por eso, debemos darles el mejor cuidado y amor posible. Y nunca olvidéis el dicho: "Cría cuervos y te sacarán los ojos".
